Aunque conformista; y haya yo jurado que jamás...
Inteligencia y sensibilidad, suficiente para cautivar.
Forma, alcanzó para destrozar mi libertad.
Un sentimiento avergonzante por la mañana al despertar;
ya nada tiene más valor.
Incalculable, como las cosas que desde siempre más me gustaron.
La estupidez se justificó al conocerte. No existe estrategia...
Y todos te miraron, todos te miran. Soy uno más, quizás sólo uno más.
Faltarle el respeto a los moños, desagradecidamente.
Siempre soy uno más.
Uno más, de todo eso a lo que le di la espalda. Y vos, el arma del enemigo.
El arma más hermoso, clavándose por mi pecho o mi espalda.
Da lo mismo porque me encantaría: sentir tu filo. Rendirme o morir.
Da lo mismo.
Y ahora es así: ríe del tonto, ríe el tonto. Ambos sonríen.
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