Y un día pasó. Me di cuenta de que en vano criticaba y me burlaba de
toda esa gente por el hecho de creer que las cosas que escribían eran
sólo cursilerías sin sentido, ni coherencia y muchos menos sentimientos.
Todas sus frases se encargaban de mencionar: "ojos hermosos", "dulces
caricias", "increíbles abrazos", "simples sonrisas" y cosas así.
Recién hoy me acabo de dar cuenta que es verdad: extraño todas esas pequeñas cosas que aquella persona me daba.
Ver de cerca esos hermosos ojos; recibir aquellas dulces caricias; o
esos increíbles abrazos, que me hacían ver las estrellas; también
extraño causar esas pequeñas sonrisas que podría jurar que iluminaban mi
vida.
Y un día pasó. Me volví uno de ellos, uno más. Un tipo que escribe cursilerías.
Ahí vas a estar, riéndote de esto y del grupo al que recientemente me uní. Hasta que un día te pase.
lunes, 15 de octubre de 2012
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